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sábado, 20 de septiembre de 2014

AHORA, NO PODRÁ NEGAR QUE…por Antonio Goicochea

Cuento de Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: EDUCARTE

Alguna vez Giordano le dijo, a Engracia, sus ardores y fervientes deseos de que Cupido flechara sus corazones y con vientos a favor fueran al tálamo, sin embargo, ella, desdeñosa, los rechazaba, no obstante sus labores profesionales los mantenía juntos. Esta vez luego de consumir un opíparo almuerzo que concluyeron  con unas copas de un Cabernet Savignon, tinto, de cosecha de diez años, fueron, como amantes del buen cine y críticos del mismo, del diario Veritas Veritatum, a la proyección de “Carne Trémula” de Almodóvar. 

Se apoltronaron en las butacas que la administración del establecimiento les tenía reservadas. A los treinta minutos se percataron que algunas parejas, salían en silencio, ocultando su bochorno, ya que solo los no iniciados en el sétimo arte lo hacían sin vergüenza ninguna. Giordano Malespina y Engracia de la Porta, no salieron, también por esas razones y más todavía porque tenían que cumplir con el encargo del diario para el que trabajaban y aunque se les cerraban los párpados, estoicamente, siguieron mirando la película. Pero llegó el momento en que los
párpados se rindieron a Morfeo y solo despertaron por el traqueteo de las butacas y el barullo de descontento de los pocos espectadores que habían resistido el bodrio hasta el final.

Por no aunarse al descontento general, su orgullo de profesionales les impedía, no decían nada, hasta que Giordano susurró, zalamero, al oído de la dama:

-¡Ahora, mi estimada Engracia, no podrá negar que hemos dormido juntos!

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