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martes, 21 de enero de 2014

Así nació el Iname



Leyenda de Cajabamba, Cajamarca
Por Antonio Goicochea Cruzado
Imagen Educarte

-Voy a contarle, señor, lo que cuando niño una tarde con sol y chirapa me contó mi agüelo, lo que su agüelo a él también cuando niño, le contó.
         Esto se lo cuento a ustedes también.
         En estos lugares, hace muchos, muchísimos años en el ayllu de Hokos[1] vivían felices los lugareños, sembrando papas, mashuas, ocas, ollucos, quiwicha y frijoles; y,, criando sus animalitos que eran llamas, vicuñas y luychus. Porque antes, esos animales también se criaban por acá.
         El kuraka de Hokos, tenía sólo una hija, la muy hermosa Iname, cuya madre muriera

lunes, 20 de enero de 2014

Una extraña historia de amor

Autor: Cristina Moure Santos, escritora argentina
Imagen:Educarte
Transcrito por Ruth Vásquez

Hace ya unos cuantos años, en su finca del sur argentino, acostumbraba pasar las vacaciones de verano un matrimonio con su hijita, Verónica.

La niña acostumbraba pasar largas horas en el amplio parque, entre plantas y hermosas flores a las que consideraba sus amigas.

Un día, junto a un frondoso árbol, descubrió a un pequeño y pintoresco ser que la observaba en silencio. La niña se acercó y se sentó junto a él, el pequeño, que era ni más ni menos que un duende se sintió muy feliz con su compañía y, al poco rato, eran ya grandes amigos.

miércoles, 15 de enero de 2014

El Caso del Carpintero

Tomado de cuentos del Juez Ooka
Transcrito por Ruth Vásquez 

Había en Japón un carpintero llamado Hanshichi.
Era muy trabajador, pero una larga enfermedad le había impedido pagar su renta por un tiempo.
La deuda con Jirobei, su casero, creció hasta sumar treinta monedas.

Éste se presentó un día para exigirle el pago.
Al no recibirlo, le pidió que abandonara el departamento y le quitó sus herramientas de carpintero como garantía del pago de la deuda.

Hanshichi se mudó a otra casa.
El dueño de ésta, llamado Jubei, era una persona comprensiva, lo recibió y lo ayudó a recuperar su

lunes, 6 de enero de 2014

Garbancito y el buey

Llibro El Pájaro Belverde y otras fábulas, de Italo Calvino
Ilustraciones de Emanuele Luzzati (Buenos Aires, Ediciones Librerías Fausto, 1977).
Transcrito por Ruth Vásquez

Había un hojalatero que no tenía hijos. Un día su mujer estaba sola en la casa y hacía hervir unos garbanzos. Pasó una mendiga y pidió una escudilla de garbanzos como limosna.
—No es que a nosotros nos sobren los garbanzos —dijo la mujer del hojalatero—, pero donde comen dos también comen tres: aquí tiene una escudilla y apenas los garbanzos estén cocidos, le doy un cucharón lleno.
—¡Por fin encontré un alma bondadosa! —dijo la mendiga—. Mire: yo soy un hada y quiero premiarla por su generosidad. ¡Pídame lo que quiera!
—¿Qué puedo pedirle? —dijo la mujer—. El único disgusto que tengo es el de no tener hijos.
—Si no es más que eso —dijo el hada, golpeando las manos—, ¡que los garbanzos en la olla se le vuelvan hijos!