Crecimiento y desarrollo Temprano
Transcrito por Ruth Vásquez
A Carlos y Filomena la llegada de su quinto hijo los encontró en las peores de las situaciones. El no tenía trabajo y continuamente debía viajar al Cuzco para conseguir ocupaciones eventuales que le permitieran sostener a su familia. Así y todo la situación se volvía cada vez más difícil. En la comunidad donde viven, llamada “Rebelde Huayrana” en el distrito de Santa María de Chicmo en el departamento de Apurímac las condiciones de supervivencia para ellos y sus hijos se hacían cada vez más duras.
Los primeros meses del embarazo de Filomena fueron muy complicados. Sentía que la cabeza se le partía en dos y que las náuseas y los mareos terminarían por derrumbarla. Tenía fatiga,
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lunes, 31 de marzo de 2014
jueves, 27 de marzo de 2014
La Virgen del Arco
Escribe: Antonio Goicochea
Cruzado
Imagen: Virgen de San Miguel
Cuenta
la leyenda que corrían las postrimerías
del siglo XVII y en San Miguel de Payaques, pequeña ciudad de la Sierra Norte
del Perú, antiguos dominios del Reino de Cuismanco; y, posterior Cacicazgo de
los Astopilco, un hecho trascendente en su religiosidad. Cabe mencionar que San Miguel debió de ostentar un sitial de preferencia en
el concierto de los pequeños pueblos de lo que posteriormente sería el Departamento de Cajamarca ya que contaba,
entre otros signos relevantes con un Convento de la Orden de los Mercedarios.
Aquella
tarde de diciembre, coloridos celajes pintaban el crepúsculo en el horizonte de El Pabellón, de repente las
campanas del convento tocaron a arrebato. Sus sones invadieron las calles y
casas del pueblo, por todos los rincones, y se esparcieron por los campos
aledaños, a Nihuilán, Cruspampa y Chulis, a Jangalá, La Banda y Sayamud. Como
las campanas solo eran así tocadas cuando acontecía un hecho extraordinario en
el pueblo, presurosos los señores citadinos, olvidando su habitual
acicalamiento se dirigieron al recinto religioso. Las señoras quedaron en casa
intrigadas, tenían que esperar el retorno de sus esposos ya que ellas, motu proprio, no podían asistir. Los
campesinos y sus mujeres, en cambio juntos, como lo hacían cada vez que echaban
a vuelo las campanas, con sus linternas de regador tomaron camino del pueblo.
Con las puertas del convento abiertas
de par en par eran recibidos los intrigados sanmiguelinos que acudían al
urgente llamado.
Los
Mercedarios, hincados de rodillas, dirigidos por el Prior, elevaban plegarias.
Por momentos cánticos, por momentos oraciones brotaban de boca de los
religiosos.
Los pueblerinos se unieron a la
plegaria, los campesinos que iban llegando imitaron la religiosa actitud. El
sacristán, recibió el encargo de llamar a las mujeres del pueblo a que se apersonaran
y presenciaran la buena nueva. En efecto, con mantilla y reclinatorio iban
llegando las damas.
Cuando
le preguntaron al Prior por el motivo de tan singular manifestación de alegría,
éste díjoles, que estando la comunidad religiosa en su diaria oración
vespertina, súbitamente vieron
lunes, 24 de marzo de 2014
El dia que mi hijo volvió a caminar
De Cynthia Teare
Transcrito por Ruth Vásquez
Para todo padre, el día que su bebé da sus primeros pasos es un día especial. Pero cuando mi hijo Connor empezó a caminar, a los 17 meses de edad, supe que algo malo ocurría: el niño lo hacía en puntas de pie. El pediatra me dijo que no me preocupara, pero muy pronto los músculos de Connor comenzaron a perder fuerza. A los tres años presentó síntomas de debilidad en la parte superior del cuerpo; a los cinco, no podía sostener derecha la cabeza, y cuando entró en la escuela primaria ya había pasado de caminar con soportes en las piernas a depender de una silla de ruedas eléctrica. Verlo me partía el alma. Su capacidad mental
Transcrito por Ruth Vásquez
Para todo padre, el día que su bebé da sus primeros pasos es un día especial. Pero cuando mi hijo Connor empezó a caminar, a los 17 meses de edad, supe que algo malo ocurría: el niño lo hacía en puntas de pie. El pediatra me dijo que no me preocupara, pero muy pronto los músculos de Connor comenzaron a perder fuerza. A los tres años presentó síntomas de debilidad en la parte superior del cuerpo; a los cinco, no podía sostener derecha la cabeza, y cuando entró en la escuela primaria ya había pasado de caminar con soportes en las piernas a depender de una silla de ruedas eléctrica. Verlo me partía el alma. Su capacidad mental
viernes, 21 de marzo de 2014
La Yatama
Escribe: Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: Educarte
-¿Por qué
nadie agarra las manzanas de don Eugenio, a pesar de verse rojitas y estar casi
en el camino?, nos preguntábamos todos.
El camino de
cercos de piedra, pencas y alisos serpentea al bajar a Tayaloma, a la vera
izquierda se encontraba la casa del brujo más famoso de la zona: el Cojo
Eugenio. La vivienda hacía de entrada a una huerta de naranjos, limas,
granadillas, plátanos, pacaes y manzanos.
Cuando el
brujo se alejaba de su casa, montaba, mejor dicho lo hacían montar, sobre una
dócil mula de blanco pelaje. Lo montaban porque Eugenio era un tullido y no
tenía dominio de la parte inferior del cuerpo. Juana, una de sus esposas con
ayuda de algún caminante subía a su hombre sobre la montura que había sido
modificada especialmente para recibir un cuerpo deforme. Digo una de sus
esposas porque vivía con dos hermanas: Elvira, en El Cedro y Juana en Tayaloma.
Pero era Juana la que lo acompañaba en su trajinar de curandero, igual ayuda
pedía para bajarlo en casa de algún paciente o en una cocinería para almorzar;
en la mesa colocaba Juana
miércoles, 19 de marzo de 2014
Una lección de Vida
De Rachel Macy Stafford
Condensado de handsfreemama.com
Transcrito por Ruth Vásquez
Tenía apenas dos años de haberme convertido en madre cuando recibí mi mayor lección sobre el cuidado de los hijos. Esta enseñanza no la obtuve de un libro especializado, ni me la dio un pediatra distinguido ni un padre experimentado; provino de un chico de 10 años, criado a duras penas por una mujer drogadicta, con un largo historial de maltratos y carencias. Ese chico tenía cicatrices permanentes en el brazo izquierdo, dejadas por fuertes azotes con un cable eléctrico cuando tenía tres años. Kyle me
Condensado de handsfreemama.com
Transcrito por Ruth Vásquez
Tenía apenas dos años de haberme convertido en madre cuando recibí mi mayor lección sobre el cuidado de los hijos. Esta enseñanza no la obtuve de un libro especializado, ni me la dio un pediatra distinguido ni un padre experimentado; provino de un chico de 10 años, criado a duras penas por una mujer drogadicta, con un largo historial de maltratos y carencias. Ese chico tenía cicatrices permanentes en el brazo izquierdo, dejadas por fuertes azotes con un cable eléctrico cuando tenía tres años. Kyle me
domingo, 16 de marzo de 2014
La Vanidosa Rosa Negra
Cuento
de Antonio Goicochea Cruzado
Dibujo
de Johnny Becerra Becerra
Don Rosario
Florindez estaba orgulloso de su logro, diez años de paciente trabajo, de
cultivo dedicado, de cuidados exquisitos en su rosedal. Después de algunos fracasos,
ahora habían dado el resultado que perseguía con vehemencia: una planta con
flores negras, que la presentó al sétimo premio especial de “Barcelona”, y a la
que los expertos le dieron la más alta puntuación frente a más de quinientas
plantas presentadas al concurso.
A la entrega del
premio asistió con un terno blanco y zapatos del mismo color, y, en el ojal de
la solapa izquierda llevaba un botón de rosa negra; su esposa en cambio con un
vestido color de oro, llevaba en el pabellón de la oreja derecha una rosa negra
recién abierta, que resaltaba teniendo de marco una rubia cabellera.
La premiación, a las mejores rosas de la categoría oficial, estaba
prevista para el viernes siete de mayo al mediodía en la Rosaleda del Parque de
Cervantes. Un público, selecto, compuesto por devotos al cultivo de rosedales,
aplaudió con entusiasmo y aprobación el acto en que fueron premiados los
esfuerzos de don Rosario.
La rosa
ganadora en el Concurso Internacional de
Rosas Nuevas de Barcelona, era una rosa de exquisita belleza: corola de pétalos
cual terciopelo tornasolado que tenue reflejaba los rayos del sol.
Al recibir el
premio, pasó en secuencia cinematográfica, por la mente de don Rosario, los
martes, 11 de marzo de 2014
Los Olleros de Mangallpa
Antonio
Goicochea Cruzado
Imagen: Oleo
“Camioncito Tronador” de Ever Arrascue
Las conversaciones tenidas con los paisanos que volvían de la montaña lo convencieron que el futuro
próspero se encontraba en Nuevo Cajamarca, zona de feraces tierras que
producían café, arroz, cacao y frutales en abundancia, allí tendría que
buscarla don Manasés García, ollero mangallpino, de los buenos, e inició la exploración.
-Por muy bien y con cuidado que carguemos las ollas, siempre algunas resultan
rotas, y es que es largo el camino y por tramos, difíciles, decía don Manasés ¡Si
no se rompieran las ganancias serían buenazas!
Ya eran tres viajes que don Esteban Mendoza, en su camión, hacía por
encargo de don Manasés, llevando ollas y cacharros, de Mangallpa a Nuevo
Cajamarca, y ahora sería el cuarto viaje.
-Don Manasés, ya que le va tan bien en la venta de ollas, porqué mejor no
lunes, 10 de marzo de 2014
Más que un viaje en taxi
De Irving Stern,
Condensado de New York Newsday
Transcripcion Ruth Vásquez
Durante 28 años, tres meses y 12 días manejé un taxi en la Ciudad de Nueva York. Si alguien me preguntara qué desayuné ayer, probablemente no lo recordaría. Pero lo que nunca olvidaré es a cierto pasajero a quien llevé en mi auto.
Era una soleada mañana de lunes, en la primavera de 1966. Circulaba por la avenida York en busca de pasajeros, pero hacía un tiempo tan espléndido que poca gente quería encerrarse en un taxi. Acababa de detenerme en un semáforo justo enfrente del Hospital de Nueva York, cuando alcancé a ver a un hombre bien vestido que bajaba a toda prisa por la escalinata del hospital y me hacia señas de que lo esperara. En ese momento la luz del semáforo cambió a verde. El conductor que iba detrás de
Condensado de New York Newsday
Transcripcion Ruth Vásquez
Durante 28 años, tres meses y 12 días manejé un taxi en la Ciudad de Nueva York. Si alguien me preguntara qué desayuné ayer, probablemente no lo recordaría. Pero lo que nunca olvidaré es a cierto pasajero a quien llevé en mi auto.
Era una soleada mañana de lunes, en la primavera de 1966. Circulaba por la avenida York en busca de pasajeros, pero hacía un tiempo tan espléndido que poca gente quería encerrarse en un taxi. Acababa de detenerme en un semáforo justo enfrente del Hospital de Nueva York, cuando alcancé a ver a un hombre bien vestido que bajaba a toda prisa por la escalinata del hospital y me hacia señas de que lo esperara. En ese momento la luz del semáforo cambió a verde. El conductor que iba detrás de
jueves, 6 de marzo de 2014
El Sonido de las Caracolas
Por Antonio Goicochea Cruzado
Imagen Educarte
Imagen Educarte
-¡Muchachos, aquí todos, vengan a escuchar al mar!
Facundo Gabriel, con una caracola junto a su oreja,
gritaba, vengan escuchen al mar; el barullo que se armó fue tremendo, había
pedido que se la colocaran junto a su oído, todos se “peleaban” por hacerlo, pidió
orden y uno a uno escucharon al mar. Estaban sorprendidos.
Cuando llegó la profesora, respetuosa del pensar
infantil, pero también de la realidad científica, hizo que los niños tomaran
asiento e inició la explicación:
- Niños, los sonidos son vibraciones de los cuerpos
que se transmiten por medio de aire, escuchamos a una guitarra porque el
guitarrista pulsa las cuerdas y éstas vibran, producen sonido y llega hasta
nosotros a través del aire; igual, cuando soplamos una botella y sale un sonido
agudo o grave dependiendo de la forma de la botella y de la fuerza con que se
sopla. En estos mismos momentos hay sonidos en el aire, a muchos de ellos no
los captamos,
lunes, 3 de marzo de 2014
AL TÍO ABELARDO LE GUSTAN LAS CABEZAS DE CUY
Escribe Antonio Goicochea Cruzado[1]
-Queridísimos familiares que hoy adornan y dan
prestancia a mi casa, que es también vuestra, saben que la cabeza del cuy es mi
presa favorita. Mi adorada Pochita ha reservado las cinco mejores y que hoy vamos
a degustar. Para dar inicio formal a éste ágape acompáñenme en este brindis por
tenerlos engalanando mi mesa.
-¡Salud! -Dijo convincente don Abelardo.
Los asistentes, puestos de pie, levantaron con
unción sendas copas de cabernet sauvignon que don Abelardo había reservado para
la celebración de sus cincuenta años.
–¡Salud! -dijeron en un coro no concertado y
de un tirón tomaron el vino ofrecido.
El cuy frito envuelto en shacta[2]
de maíz penipampino, antes de ir a la
sartén de