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martes, 24 de junio de 2014

El Canto de las Chicharras, La disquisición

Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: Educarte

Entre nardos y entre rosas, las chicharras cantan
sus canciones vespertinas cual si fueran ser pentinas que perezosas se arrastran.

–Deben ser como las hormigas, que con laboriosidad y en unión envidiables, acarrean su comida al fondo de sus casas, y tienen un invierno complacido. Mas los venes de hoy parecen unas cigarras que todo el a lo pasan cantando y tocando la guitarra tanto que la yema de sus dedos tienen callos. Decía un pontificador.

Un joven que por allí pasaba, replicó: -Con mi trabajo, me gano el sustento necesario para vivir, con mi guitarra alegro la vida, digo mis sentimientos, dolores, pretensiones y esperanzas.


No sé si aquel tenía razón, siendo tan ligero el equipaje cuando este mundo dejamos, si don Cleto, allá en La Totorilla, me dijo un día: no tienen por qué las cigarras guardar comida, si antes que el invierno llegue, han guarecido sus huevos en lugares seguros, cuando llegado el tiempo, eclosionarán y la nuevas cigarritas encontrarán comida en los campos, para de nuevo ensalmar los labrantíos con sus violines. Las cigarras, niño, todos los años, desde que son cigarras, mueren antes del invierno.

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