Transcrita por Ruth Vásquez
Una
mañana tibia y primaveral la luz del sol se reflejaba en la laguna de
Iguaqué...de pronto su superficie se estremece y de entre las suaves ondas del
brumoso ojo de agua emerge una hermosa mujer coronada de guirnaldas que de la
mano trae a un niño de tres años. Tranquilamente se deslizan sobre las aguas;
por primera vez unos pies humanos tocaban la tierra firme.
Transcurrió el tiempo y bajo el cuidado de Bachué el niño
creció y se convirtió en hombre. Fue entonces cuando se desposaron.
Ante los ojos de sus hijos y de los hijos de sus hijos,
Bachué y su esposo se convirtieron en serpientes y se hundieron en el seno
materno de la hoy desaparecida laguna de Iguaqué.
De vez en vez la progenitora de la humanidad se dejaba ver en su forma
de serpiente para recordar a sus hijos que debían respetar los preceptos que
ella les inculcó.
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