Cuento de Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: EDUCARTE
Con ánimo inusitado decía: -¡Cómo hay nombres que no se corresponden con la realidad!, tal doña Blanca Prudencia, es negra y atrevida; el señor Agraciado Pino, ni es dotado de hermosura ni es alto como una conífera y, además, andariego como nadie; doña Selene, ni un ápice de blancura lunar; don Ángel Villacorta, es un demonio en este longo pueblo; doña Nieves Flor, no tiene la blancura de la nieve ni la gracia de una rosa; y usted don Epigmenio Aquino, cuyo nombre significa apresurado, ansioso y su apellido, comerciante o marinero, es todo lo contrario, posado, calmo que aquí se enraizó como un árbol y no pretende salir de Condorumi.
Usted es un árbol.
-Sí, Aquí nací y aquí moriré, contestó a don Calvino Presbítero, el ateo convicto y confeso de Condorumi.
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viernes, 7 de noviembre de 2014
Eres un árbol, de Antonio Goicochea
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sábado, 1 de noviembre de 2014
Los Pasteles de Doña Jesús, de Antonio Goicochea
Autor Antonio Goicochea Cruzad
Imagen: Educarte
Hace cincuenta años en San
Miguel.
Doña
Jesús Villanueva había venido a San Miguel dejando su querido Hualgayoc, trajo
con ella la elaboración de “pasteles”
que enriqueció la ya rica tradición amasijera sanmiguelina.
No todos los días había pasteles. Doña Jesús los ponía en venta
para la Pascua de Resurrección, Corpus
Christy, Fiesta Patronal de San Miguel Arcángel, Navidad, Feria de Virgen del
Arco y año nuevo. Llevaba como “recau”
carne de chancho o natilla.
Quien no llegaba a tiempo al horno, ubicado en el Jr. 28 de Julio,
tenía que esperar que abrieran su tienda de venta en la esquina Bolognesi y 28
de Julio.
Casi siempre a las siete de la mañana ya había vendido esta ricura.
Para la Fiesta Patronal y para La Virgen del Arco -29 de diciembre- tenía que
amasar extra, ya que los visitantes de Cajamarca, Lima, y otras ciudades,
pagaban de antemano “sus pasteles” para llevarlos a su ciudad de residencia.
Para prepararlos seguía una rutina no cambiada hasta que dejó este
paraíso en busca de otro mejor: en la víspera preparaba la masa inicial
utilizando como fermento “concho” de chicha.
Tenía que ser medido con precisión
el tiempo de espera porque si se “pasaba” el tiempo la masa se envinagraba, y
-Nadie come pan vinagre –decía. En la madrugada agregaba más harina, yemas de
huevo, manteca de chancho, agua tibia y sal y encargaba doña Jesús Delgado,
Doña Amelia
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martes, 28 de octubre de 2014
No dejes morir el amor
Con afecto de Ruth Vásquez
Imágenes Educarte
Hubo una vez en la historia del mundo un
día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos, los
defectos y las malas virtudes convoco a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo y
los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con
curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos hablo el Odio y
dijo: los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a
alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho
pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin
embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que
el Odio los necesitara a todos.
Quiero que maten al Amor", dijo.
Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas. El primer
voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
Yo iré, y les aseguro que en un año el
Amor habrá muerto, provocare tal discordia y rabia que no lo soportara".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal
Carácter quedaron tan decepcionados.
Lo siento, lo intente todo pero cada vez
que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.
Fue entonces cuando muy diligente se
ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder
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viernes, 24 de octubre de 2014
El acomedido cobrador de microbús por Antonio Goicochea
Cuento publicado en el libro "El Sonido de las
Caracoals".
Autor: Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: EDUCARTE
Al subir al microbús me
extrañó que el cobrador me tomara del brazo y con el mayor cuidado me ubicara
en el asiento reservado para mayores de edad y personas con dificultades
físicas. Ya sentado cómodamente, limpié mis lentes oscuros que el oftalmólogo
me había recetado para cuidar mis ojos a los dos días de haber sido operado de
“orzuelo” o chalazión, como ellos lo llaman, luego coloque a mi lado el pequeño
tubo delgado de aluminio que había comprado, de la vidriería “El Dorado”, para
un arreglo en casa.
-Bajan en el siguiente
paradero-, dijo con atiplada voz el cobrador, para hacerse oír por sobre el
sonido del altoparlante que llenaba el ambiente con una salsa de moda, y
bajaron varios pasajeros.
–Bajan, bajan, siguen bajando, ya, dale, dale
Campeón.
En microbús seguía su ruta y
entre subidas y bajadas; y subidas, el vehículo se llenó de tope a tope y el
cobrador: -Al fondo hay sitio…, en la última fila van cinco, acomódense
señores,
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martes, 21 de octubre de 2014
Viajando en Burro
Con afecto de Ruth Vásquez
Imágenes Educarte
Había una vez un matrimonio con un hijo
de doce años y un burro.
Decidieron viajar, trabajar y conocer el
mundo. Así, se fueron los tres con su burro.
Al pasar por el primer pueblo, la gente
comentaba: "¡ Mira ese chico mal educado!
Él arriba del burro y los pobres padres,
ya grandes, llevándolo de las riendas!".Entonces, la mujer le dijo a su
esposo:
"No permitamos que la gente hable
mal del niño." El esposo lo bajó y se subió él.
Al llegar al segundo pueblo, la gente
murmuraba: "¡ Mira qué sinvergüenza ese tipo! Deja que la criatura y la
pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima!".
Entonces, tomaron la decisión de subirla
a ella al burro mientras padre e hijo tiraban de las riendas.
Al pasar por el tercer pueblo, la gente
comentaba: "¡Pobre hombre! Después de trabajar todo el día, debe llevar a
la mujer sobre el burro!¿Y el pobre hijo? ¡Qué le espera con esa madre!".
Se pusieron de acuerdo y decidieron subir
al burro los tres para comenzar nuevamente su peregrinaje.
Al llegar al pueblo siguiente, escucharon
que los pobladores decían:"¡Son unas bestias, más
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domingo, 19 de octubre de 2014
Sequía en Condorumi
Cuento publicado en el Libro "El Sonido de las
Caracolas"
Autor: Antonio
Goicochea
Imagen: EDUCARTE
Ya lo habían dicho los Ayachi, Condorumi tendría dos años
de sequía; estas afirmaciones las hicieron luego de haber observado las
estrellas, el sol, la luna, el rayo, las piedras, los ríos, los puquiales, las
lagunas, tomando el pulso al futuro. Como siempre los pobladores, unos a favor
y otros en contra de los pronósticos comentaban sus pareceres en los recodos de
los caminos, en la plaza pecuaria, en cada reunión comunal.
Condorumi, era una ladera donde se habían ubicado las
casas, y, unos cerros de bosquecillos seco-montanos, buenos para la cría de
cabras. Los llanos en cambio servían para la cría de ovejas y vacas y para el
cultivo de maíz asociado con frijol y otras menestras.
Con el paso de los días los pobladores de Condorumi se
dieron cuenta que el puquio del que se abastecían de agua para el consumo
humano ya traía menos agua y era necesario madrugar y hacer cola para recoger
uno o dos baldes. La laguna que servía de abrevadero de los animales tenía
menos agua que antes. El cielo ya no presentaba nubes y el sol calentaba más.
Era un cielo azul turquí intenso, sin nubes. Los cultivos se secaban. Para
satisfacer las necesidades de su querida profesora los niños tomaron la
decisión de traer un capacho lleno de agua cada uno además del que traían para ellos.
La pequeña laguna se había tornado verde, sus aguas
espesas hacían daño a los animales, tanto
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martes, 14 de octubre de 2014
Admitir la miopía
Con afecto de Ruth Vásquez
Imágenes Educarte
Un anciano que tenia un grave problema de
miopía se consideraba un experto en evaluación de arte.
Un día visitó un museo con algunos
amigos. Se olvidó los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con
claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó
a criticar las diferentes pinturas.
Al detenerse ante lo que pensaba era un
retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo.
Con aire de superioridad dijo:"El
marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre esta vestido en una
forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error
imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato.
El anciano siguió su parloteo sin parar
hasta que su esposa llego, se puso a su lado y al oído le dijo:
"Querido, -estas mirando un
espejo!!!.
Moraleja: Nuestras propias faltas, las
cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en
los demás, debemos mirarnos en el espejo mas a menudo, observar bien para
detectarlas, y tener el valor de corregirlas.
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lunes, 13 de octubre de 2014
Los cipreses ornamentales, cuento por Antonio Goicochea
Cuento de Antonio Goicochea
Imagen: Educarte
Don Fredesvindo Chuquitanta, alcalde de Rumichaca, se quedó boquiabierta al ver por primera vez la plaza mayor de Wamanmarca.
-¡Cómo fuera así la placita de mi pueblo! -dijo.
-¡Los cipreses de aquí tienen forma de animalitos!
¡Qué hermosos! Decía alelado. Llevaré la semilla y los plantaré en la placita de Rumichaca, será un parque tan hermoso como la plaza de Wamanmarca.
El jardinero que tijeras en mano podaba las plantas, le dijo:
Señor, si está interesado yo le consigo plantitas en la cantidad que quiera.
Esos cipreses, los que le haré comprar, forman llamas, vicuñas, ovejas, perritos o caballos.
Depende de lo que usted quiera.
Don Fredesvindo, que era de los alcaldes que disponen al toque, hizo cálculos, el parque tiene ocho triángulos, si en cada uno coloco tres plantas, necesito 24, por si algunas mueran, deben ser cincuenta, por sí alguna no pegue.
-Necesito cincuenta.
Imagen: Educarte
Don Fredesvindo Chuquitanta, alcalde de Rumichaca, se quedó boquiabierta al ver por primera vez la plaza mayor de Wamanmarca.
-¡Cómo fuera así la placita de mi pueblo! -dijo.
-¡Los cipreses de aquí tienen forma de animalitos!
¡Qué hermosos! Decía alelado. Llevaré la semilla y los plantaré en la placita de Rumichaca, será un parque tan hermoso como la plaza de Wamanmarca.
El jardinero que tijeras en mano podaba las plantas, le dijo:
Señor, si está interesado yo le consigo plantitas en la cantidad que quiera.
Esos cipreses, los que le haré comprar, forman llamas, vicuñas, ovejas, perritos o caballos.
Depende de lo que usted quiera.
Don Fredesvindo, que era de los alcaldes que disponen al toque, hizo cálculos, el parque tiene ocho triángulos, si en cada uno coloco tres plantas, necesito 24, por si algunas mueran, deben ser cincuenta, por sí alguna no pegue.
-Necesito cincuenta.
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