EL NIÑO Y LOS CINCO CHIVITOS
Había una vez un niño que tenía que cuidar cinco chivitos. Muy temprano los sacaba del corral, y los llevaba a pastearlos al cerro y al oscurecer, volvía con ellos a la casa.
Una tarde los chivitos no quisieron irse a dormir. El muchacho quiso hacerlos andar, pero los chivitos no se movían, por fin el pobre niño se sentó a una piedra y se puso a llorar. Tenía miedo de que su padre lo castigara por demorarse tanto al poco rato pasó por allí un conejo y le preguntó:
- Niño, ¿Por qué lloras?
Lloro porque los chivitos no quieren andar; y si tardo mi padre me va a castigar.
- Pues verás como los hago caminar, pero los chivitos tampoco lo hicieron caso, y el conejo dijo:
- Yo también me pondré a llorar. Y se sentó al lado del niño, llora que llora. Entonces pasó una zorra y le preguntó:
¿Por qué lloras conejo?
- Lloro porque el niño se a puesto a llorar porque sus chivitos no quieren andar, y si se tarda el niño su padre lo va a castigar.
- Pues verás pues como yo los hago caminar, pero los chivitos no se movían y la zorra dijo, yo también me pondré a llorar. Y se sentó junto al conejo, llorando sin consuelo. Entonces pasó un lobo y lo dijo a la zorra, zorra ¿porqué estás llorando?, lloro porque el llora el conejo y el conejo llora, porque se ha puesto a llorar porque los chivitos no quieren andar y si el niño se hace tarde su padre lo va a castigar.
- Pues verás como los hago caminar, pero los chivitos se quedaron tan tranquilos, que el lobo dijo: yo también me pondré a llorar y se sentó junto a la zorra, hecho un mar de lágrimas, poco rato después pasó una abejita y preguntó ¿ porqué lloras lobo?, lloro porque llora la zorra y la zorra porque llora el conejo y el conejo llora porque el niño se a puesto a llorar porque los chivitos no quieren andar y si el niño se hace tarde su padre lo va a castigar. Y dijo la abejita:
- Pues verás como los hago marchar entonces: el niño, el conejo, la zorra, el lobo se echaron a carcajadas, diciendo.
- ¡Ja, Ja, Ja! ¿como una abejita tan chiquita va a poder más que todos nosotros?
- Pero la abejita voló hasta donde estaban comiendo los chivitos y se puso a zumbar:
¡zzz, zzzz,zzzz,....!
A los chivitos les molestaba tanto el ruido, que dejaron de comer, la abejita se puso entonces a la oreja del chivito más grande y ¡JAZZ! Le picó tan fuerte que salió disparado como un cohete detrás de el echaron a correr los chivitos y no pasaron hasta llegar al corral.
Tanto corrían que el muchacho apenas pudo alcanzarlos, y el conejo, la zorra y el lobo se quedaron allí mirándose con la boca abierta.
FIN.
NOMBRES Y APELLIDOS : Wilder Gastolomendo Inton
CENTRO EDUCATIVO : Tarsico Bazán
PUESTO : Mención Honrosa a la Imaginación.
CATEGORÍA : C
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